La plantilla profesional del RCD Mallorca, con su nuevo técnico Luis García Plaza, ha comenzado a trabajar para afrontar su regreso a una Segunda División que se presenta marcada por el COVID-19. De hecho las primeras fotos 2020/21 son las de los futbolistas sometiéndose a las pruebas PCR con las que los profesionales volverán a convivir durante todo el curso que empezará. A día de hoy es una incógnita saber si en septiembre podrán arrancar las categorías profesionales del fútbol nacional ante la alarmante situación y evolución de la pandemia. El propio míster rojillo lo tiene claro. Afirmó tener “varios planes preparados para lo que pueda pasar” en una temporada marcada por el coronavirus.
El objetivo es vender el ascenso a Primera. Pero, poder hablar hoy de futuro, roza la imprudencia.
Situación límite
Las previsiones son preocupantes porque los positivos no paran de crecer entre la ciudadanía y el fútbol amateur que no dispone de los mismos recursos que LaLiga. Así es imposible que puedan comenzar sus competiciones. El escenario que se presenta para los modestos es desalentador incluso para el fútbol base. Hasta que no se comercialice una vacuna el fútbol que dará reservado para los millonarios que deberán mantener a sus futbolistas en una burbuja aislados de la calle y del día a día cotidiano. Algo a lo que su sindicato se opondrá con toda seguridad. Veremos cual será la postura de Javier Tebas en este nuevo episodio con los operadores de televisión, clubes y mil millones que son el sustento de las SAD para hacer cuadrar sus balances económicos. La mayoría de entidades se han endeudado con el aval televisivo que, a día de hoy, no cobrarán si no hay competición.
Overbooking
Para el Mallorca existe un problema añadido, como ya comentó García Plaza, como es “imposible trabajar con una plantilla con exceso de futbolistas”. El club debe soltar lastre y no parece que vaya a ser una operación fácil para Pablo Ortells y su equipo. Con un escenario tan incierto para la Segunda, no parecen factibles las cesiones de jugadores a rivales de la misma categoría y mucho menos los traspasos. Queda solamente la opción de los costosos despidos donde el futbolista no perdonará ni un solo céntimo. El objetivo, sobre el papel y de cara a la galería, es vender el ascenso a Primera. Pero, hablar hoy de futuro, roza la imprudencia. No solamente en el fútbol sino en cualquier proyecto familiar, laboral, empresarial o académico que también están en el aire. Con un Tebas traicionado por la RFEF y el CSD tras el caso Fuenlabrada, veremos hasta qué punto LaLiga asume de nuevo el liderazgo en la lucha por poner en marca la Liga Covid 20-21.