La moda del vídeo

El RCD Mallorca ha lanzado su campaña de abonados para la temporada 2020/21 y, como no podía ser de otra manera, acompañada de un vídeo que, sinceramente, dudo que sirva de gancho para captar algún mallorquinista. Nadie, desde que se puso de moda el spot promocional, me ha comentado que, gracias a él, ha decidido pasar por la taquilla a retirar su carné. Con ello no quiero desmerecer el trabajo de los creativos del propio club o de las agencias publicitarias que, año tras año, intentan con originalidad hacer llegar su mensaje comercial al aficionado. El vídeo se ha convertido en un elemento del negocio y, más concretamente, de la puesta en escena del club de cara al nuevo ejercicio buscando la repercusión mediática o la proyección en redes sociales más que la de un elemento de captación de nuevos socios para hacer caja.

Hoy, con el dinero asegurado de la televisión, los ingresos por abonos es ínfimo sobre el presupuesto total.

Ilusionar

La moda del vídeo ya está presente en clubes de categorías regionales con producciones caseras sin unos mínimos de calidad ni profesionalidad. Pero parece que, en estos tiempos que corremos, si no tienes un vídeo te van a prohibir salir a competir. Qué tiempos aquellos en los cuales los clubes sabían que el número de abonados giraba en torno al anuncio de los fichajes. La afición esperaba nombres de futbolistas de prestigio. La clave era tan simple como la de ilusionar a su masa social. Hoy, con el dinero asegurado por los derechos de televisión, el capítulo de ingresos por abonos es ínfimo sobre el presupuesto total de cada entidad. El drama para los clubes profesionales es que pueda jugarse LaLiga aunque sea sin público. Su supervivencia gira sobre los mil millones que se reparten de las televisiones. Su viabilidad económica pasa por jugar. Algo que hoy parece complicado sin la vacuna para el COVID-19.

Cola de abonados a las puertas de las oficinas de Son Moix en el periodo de renovaciones. Fotos. RCDM.
Cola de abonados a las puertas de las oficinas de Son Moix en el periodo de renovaciones. Fotos. RCDM.

Fieles y subecarros

El Mallorca o cualquier otra entidad tienen a sus fieles seguidores, antes socios y ahora abonados, que por una cuestión de sentimiento y amor a sus colores renuevan su carné o afiliarán a sus hijos sin necesidad de campañas de promoción jueguen en la categoría que sea. El club bermellón cuenta con aproximadamente ocho mil abonados fieles como se ha demostrado en el último tránsito de Segunda B a Primera División. A ellos ni siquiera la mala planificación de la plantilla o situaciones de crisis internas les retraen de, año tras año, renovar su pase. Estos no necesitan spots. Tampoco los cariñosamente conocidos como subecarros aparecen gracias al vídeo. Estos lo hacen, como ocurrió la pasada campaña, cuando militas en la elite y los atractivos se llaman Real Madrid, FC Barcelona o Atlético de Madrid junto a sus grandes estrellas. A estos abonados o aficionados no hay vídeo que, aunque esté nominado a los Goya, conseguirá que en Segunda renueven su localidad en Son Moix regresando a su abono a Movistar.

Sobre Tomeu Terrasa

Comunicador dedicado durante más de 30 años a la información deportiva. Ha narrado al RCD Mallorca en Primera y Europa además de acompañar a Moyà y Nadal alrededor del mundo desde 1997.

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