Que Vicente Moreno no iba a seguir al frente de la plantilla 2020/21 del Mallorca lo sabía ya el entorno más cercano del entrenador valenciano. Estaban al corriente desde el mismo día que cesaron a Javier Recio y llegó su sustituto. El artífice del doble ascenso aguantó carros y carretas durante la pretemporada y el último mercado de invierno con Maheta Molango por la toma de decisiones unipersonales a la hora de realizar fichajes. Las relaciones profesionales y personales entre ambos no existieron desde el ascenso a Segunda y solamente la intermediación de un Recio, muy cercano al técnico, fue clave para que siguiese en el club. Con este escenario de crispacion llegó la salida del CEO de la entidad. Lo cual abrió una puerta a las intenciones de poder trabajar en equipo entre Moreno y el entonces director deportivo dada su buena sintonía. Pero esta posibilidad se desvaneció muy pronto.
Con Moreno la propiedad ha sido injusta al no otorgarle poderes en el capítulo de fichajes con Molango ni con Ortells.
Desautorizado
La pérdida de galones de quien Moreno pensaba que sería el encargado de reconstruir la plantilla para la próima temporada, posiblemente en Segunda, en detrimento del recién llegado Pablo Ortells precipitó que el último héroe de la afición rojilla decidiera que lo mejor era abandonar la entidad. Solamente los ascensos han tapado las deterioradas relaciones entre el eje entrenador-director deportivo frente a Molango hasta el punto de que apenas existía relación entre los dos bandos. Con Moreno la propiedad ha sido injusta al no otorgarle poderes en el capítulo de fichajes, ni con Molango ni sin él, teniendo que enterarse por los periódicos de alguno de los refuerzos como el propio míster ha reconocido en más de una ocasión.
Valores
Ortells mantiene una línea de trabajo y planificación alejada del técnico. Además hay que añadir que tampoco ha congeniado con el ex del Villarreal siendo clave y definitivo para tomar la decisión de abandonar el club. Me alegro que Moreno se marche y pueda fichar por una institución que le valore y le otorgue la confianza que aquí no se le ha dado. Hoy no es fácil encontrar en el fútbol profesional gente recta, seria, honrada y trabajadora como es el caso del míster. Con el plus, además, de ser una persona con unos valores humanos, coherente en sus decisiones, sencillo y de trato exquisito demostrando siempre una gran serenidad. Una virtudes que no solamente en el fútbol sino en el mundo que nos ha tocado vivir están desapareciendo. Hace bien en marcharse. El último que cierre la puerta al salir.
