Por un solo día Maheta Molango no ha cumplido los mil quinientos en el Mallorca. El ya exconsejero delegado completó un ciclo de cuatro años, un mes y siete días desde el desembarco de la propiedad encabezada por Robert Sarver el 4 de enero de 2016. El estadounidense se convirtió en máximo accionista tras cerrar la operación con Ütz Claassen y situar al abogado suizo como la cara visible de su proyecto en el fútbol europeo.
Aterrizaje forzoso
Peor no podían empezar las cosas. La temporada 2015/16 acabó con una salvación in extremis en Valladolid con un Mallorca que llegó a la última jornada sin depender de si mismo. En vano fueron los esfuerzos de Molango en el mercado de invierno para meter al equipo en PlayOff fichando, bajo pago de cláusula, a jugadores con gol como Lago Junior, Ortuño, Óscar Díaz o Colunga -entre otros- además de cesar a Pepe Gálvez en el banquillo por Fernando Vázquez.
Cuando parecía que se había aprendido de los errores de cara al curso 2016/17, se reforzó el equipo con nombres como los de Culio, Juan Domínguez, Dejan Lekic o Juan Rodríguez; la situación empeoró. El Mallorca gastó hasta dos veces la bala del cambio de entrenador prescindiendo de Vázquez, optar por ele excapitán Javier Olaizola y acabar descendiendo con Sergi Barjuan a una jornada del final. El 4 de junio de 2017 supuso el capítulo más negro de la etapa de Molango que, junto al presidente Monti Galmés, abandonó Anduva sin hacer declaraciones.
Renacimiento
El regreso a la Segunda B 37 años después trajo consigo consecuencias. La primera fue el cambio en la presidencia. Galmés, con evidentes diferencias con Molango, perdió el pulso ante la propiedad americana. Fue Andy Kohlberg quien pasó a presidir la entidad y desde la dirección deportiva se apostó por Vicente Moreno en el banquillo. Con el técnico valenciano se ha logrado, hasta hoy, la deseada estabilidad en el banquillo tras unas temporadas tan convulsas.
El despegue de la mano de Moreno y su cuerpo técnico llevó al Mallorca del fútbol de bronce a Primera División en dos temporadas. Un hito que reforzó la posición de Molango y le abrió un nuevo horizonte comercial -apadrinado por Javier Tebas y LaLiga- para potenciar la marca RCDM a nivel internacional. Socialmente el mallorquinismo vivió los mejores años de la década llenando Son Moix en los PlayOff de ascenso y superando las expectativas en la campaña de abonados agotando, además, las localidades disponibles.
Golpe de realidad
A pesar del crecimiento exponencial del club a todos los niveles, es el futbolístico el que erosionó la confianza entre Molango y la propiedad en Arizona. El lastre del límite salarial abrió la primera brecha con el cuerpo técnico tras la renovación, ese mismo verano, de Moreno hasta 2022. Las declaraciones en pretemporada pidiendo otro perfil de futbolistas, conocedores del fútbol español, dejaron al descubierto esas fricciones cuando el entrenador no alineaba a algunos algunos de los nuevos jugadores por bajo rendimiento. El paso por un mercado invernal desaprovechado y la involución en los resultados han precipitado la salida del consejero delegado a falta de quince jornadas para el final de temporada.
Portada: Molango con rostro serio en la previa del ATB-Mallorca en Son Malferit (Guiem Sánchez/ATB).