Impotencia

El miércoles en Son Moix quedaron patentes las diferencias que existen entre un recién ascendido como el Mallorca y uno de los todopoderosos de Primera como el Atlético de Madrid. La superioridad colchonera era tan evidente como la de los rojillos cuando eran uno de los gallos de Segunda B cuando parecían de otra liga. Otra premisa que se confirmó en Son Moix es que no será suficiente solamente con correr en la máxima categoría. La falta de calidad es abrumadora en todas las líneas y también en el capítulo individual. El mallorquinismo ha pasado de disfrutar en la grada a la impotencia que todos sabemos que hay.

La superioridad colchonera era tan evidente como la de los rojillos cuando eran un gallo en Segunda B.

Inferioridad

En verano hablé del doloros tema de marcar un fin de ciclo. Por cierto, el Atlético Baleares sí ha estado fino en este aspecto renovando la plantilla tras el fracaso del PlayOff de la pasada temporada. Moreno avisó también y no le han hecho caso. Ahora es cuando afloran los miedos en todo el mundo al verse empequeñecidos ante el mínimo nivel exigible en Primera. Los números avalan que el plan conservador de la propiedad no funciona. De momento en seis partidos solamente se ha logrado una victoria. Lo más preocupante es la sensación de inferioridad que ofrece el equipo. Un punto de los últimos quince son números de descenso en Navidad. Nada es igual y estos jugadores ya no son garantía de éxito.

Carencias

Ahora es todo lo contrario. En Segunda B solamente el Ebro ganó en Son Moix y el año pasado solamente lo lograron el Albacete y el Granada. El aficionado iba a Son Moix sabiendo que disfrutaría en las matinales de fútbol amateur o siendo un poderoso de la división de plata con un fútbol de alto nivel. Llama mucho la atención que se ha pasado de ser un equipo tan organizado en defensa a ser un coladero a balón parado y segundas jugadas o de ser un equipo con pólvora a no ver puerta. Estas carencias son muy importantes y vitales para, como mínimo, sobrevivir en LaLiga.

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