Si quedaba alguien que, a estas alturas, tenía todavía alguna duda de que la propiedad americana del RCD Mallorca tenía a la entidad como un negocio, estas han quedado disipadas en las últimas horas. El Grupo Sarver ha incorporado un nuevo patrocinador global que entra a formar parte del conglomerado de clubes que tienen los accionistas de Arizona. Una compañía de pago electrónica pasa a ser partner de los Phoenix Suns, Mercury -equipo femenino de la WNBA- además del club rojillo. Ya os advertí que el mallorquinista es solamente un abonado como puedes serlo del club de clientes de un supermercado, cine o cualquier otra oferta de ocio y entretenimiento.
El Mallorca es una compañía más como lo puede ser CocaCola. Es el precio del fútbol moderno.
Posicionados
La nota oficial explica que responde a un acuerdo global de patrocinio. Sarver ha tardado pero, finalmente, enseña el camino. Maneja muy bien los tiempos. Compró el club con el pretexto de que sus hijos les gustaba ver el soccer europeo comiendo palomitas. Pero, a día de hoy, queda claro que había un interés comercial y estar posicionado en el control de los derechos televisivos del fútbol español en EEUU. Hay que agradecerle que, a pesar del revés sufrido con el descenso en Segunda B, no haya desistido en su empeño. A partir de aquí, se ha puesto en marcha su maquinaria de marketing. Por primera vez desde su llegada en 2016, se hace mención del Mallorca en la página web oficial de los Suns.
Nueva dimensión
La conclusión es que el Mallorca está metido dentro de las propiedades deportivas-financieras del grupo Sarver. La compra del club ya no es el capricho del banquero de Arizona ni el juguete de sus hijos. La muestra de ello, a pesar de que muchos se enfadan, son las pocas explicaciones que da el club. Una simple nota de prensa informativa sin más detalles donde Köhlberg habla de que el club entra en una nueva dimensión comercial y de globalización. Sin más. Muchos os enfadáis porque os advertí que el aficionado ya no pinta nada. La prensa, tampoco. El presidente americano se fue a Madrid a conocer a Rubiales y no trascendió. Es lo que hay. El Mallorca es una compañía más como lo puede ser CocaCola. A quien le gusta, la beberá. Quien no le gusta, no la compra. Entiendo que cueste de aceptar, pero es el precio del fútbol moderno después del infierno de la Segunda B.
Portada: Kohlberg, LeSaux y Molango en Son Bibiloni (RCDM).