Ingo Volckmann está nervioso y tiene miedo. Se le notó en la puesta en escena y en su discurso de la última aparición pública. El alemán se equivocó, o le aconsejaron mal, al ofrecer una rueda de prensa en la previa de un partido donde su equipo se juega la supervivencia. Lo peor que se podía hacer era anunciar la continuidad en la dirección deportiva de Patrick Messow. Posiblemente el personaje más desprestigiado del club. Lo mejor fue confirmar que, pase lo que pase, seguirá invirtiendo millones de euros en los próximos años.
Los próximos partidos en Son Malferit hasta que se consume el descenso pueden ser un infierno.
Pánico
El propietario ya es consciente que hay muchos disidentes a su gestión en las bases blanquiazules que está dispuesto a no callar su indignación en los próximos partidos a medida que se acerque la confirmación del descenso. Al teutón no le gusta que nadie le lleve la contraria. Es un hombre de fuerte carácter y de los que le gusta el ordeno y mando. Tiene pánico a que la grada se le vuelva en contra. El propietario se cree que por recordarle a los balearicos que, gracias a él, volverán a su casa; le perdonarán un descenso al fútbol autonómica, está muy equivocado. Los próximos partidos en Son Malferit pueden ser un infierno como ya se pudo ver la reacción del mallorquinismo contra la cúpula del club con graves disturbios.
Mal trago
Tampoco estuvo acertado al decir que no sabe lo que está sucediendo esta temporada. Es una gravísima afirmación que deja a las claras su ignorancia en este negocio. Quince minutos estuvo sentado ante los focos. Una exposición pública innecesaria cuando ya se había filtrado, desde el propio club a los medios afines, el contenido con todo tipo de detalles. Para lo único que sirvió fue para constatar que el presidente está muy incómodo ofreciendo una pobre imagen, acentuada por sus dificultades a la hora de expresarse en un idioma que no es el alemán. Volckmann se podría haber ahorrado el mal trago con una declaración grabada y emitida por el propio club.
Sin plan B
El RCD Mallorca está a años luz. No solamente en la clasificación, sino en estrategia de comunicación y saber manejar los tiempos. En el ATB todo es mucho más improvisado. Les faltó tener un plan B para presentar ante los medio. Algo así como una reestructuración. Era un buen momento, con la excusa de un predestinado descenso, para quitar de la circulación a Patrick Messow, presentar un sustituto y ponerle nombres y apellidos de manera oficial a los asesores de Volckmann. Nada de nada. Todos siguen y entre aplausos y vítores.
Portada: Un nervioso Ingo Volckmann aguardando el inicio de su comparecencia (TTdeporte.com).