La derrota ante el CD Ebro ha hecho mucho daño en el entorno mallorquinista. Antes incluso de que pitara el árbitro el final se esucharon silbidos, duras críticas de aficionados hacia el juego de su equipo e incluso se vio algún pañuelo. A medida que se va acercando el enfrentamiento del domingo en Villarreal, las dudas siguen estando muy presentes e incluso se acentúan. Las pocas equivocaciones cometidas en los últimos partidos son magnificadas y desmenuzadas en busca de culpables tanto dentro como fuera del campo.
A los futbolistas les preocupa el sentirse solos en este último sprint final de liga.
La pitada del pasado domingo ha hecho daño al corazón del vestuario. En público nadie quiere levantar la voz en la plantilla ni en la planta noble. Pero no cayó bien. En Son Moix, que por cierto hoy mismo podría llamarse Transmediterranea Estadio de no haberse vendido a la naviera canaria ARMAS, desde hace algunos partidos -a excepción del derbi- no se percibe un ambiente como el del inicio de liga. Los futbolistas no se sienten arropados desde la grada. Partiendo de la base que todos los que van campo no son espectadores sino aficionados, abonados mallorquinistas auténticos, sorprende que no estén más con unos futbolistas que hoy se sienten solos ante el peligro.
Intachables
A diferencia de los últimos años nadie puede hacerles el más mínimo reproche de falta de profesionalidad en todo lo que llevamos de curso. La conducta de todos los futbolistas está siendo exquisita y no hemos vuelto a escuchar nada sobre líos nocturnos en el Paseo Marítimo, escapadas de las concentraciones ni nada que pueda ser objeto de reproche por parte del aficionado. El castigo a este grupo de gente honrada y muy profesional fue excesivo y desproporcionado. Los números del equipo son los mejores de la categoría incluso del fútbol continental. Llama la atencón que un sector de la hinchada monte en cólera por un mal partido.
Caraduras
En el club existe preocupación ante este escenario de nerviosismo en el entorno cuando se llega a la fase decivisa del año. A los futbolistas les gustaría una grada que empuje algo más cuando las cosas se complican. Les preocupa el sentirse solos en este último sprint final de liga. De esta situación de soledad en la que ahora se ven los futbolistas, incluso el club como institución, tiene un claro culpable: la Federació de Penyes y sus guerras con Maheta Molango y otras peñas. Hace tiempo que deberían haber dimitido y dejar paso a gente sin prejuicios y con ilusión y ganas de trabajar. Todo el legado de Miguel Garro y su gente se lo han cargado las últimas directivas de la federación a los que debería caerles la cara de vergüenza. De cara a la eliminatoria para el ascenso, alguien debería ponerse a trabajar y conseguir crear ambiente futbolero y festivo con el apoyo de un club que se merece un ascenso aunque sea a Segunda División.
Portada: Piña entre los futbolistas y los aficionados del fondo norte tras el gol de Abdón Prats (RCDM).
Como puedes publicar esto ? No te da vergüenza decir semejantes mentiras ? Tendrías que venir a otras partes del campo que no sean tribuna cubierta y verás un poco el tema como está .
En la grada Lluís sitjar no dejamos de animar nunca,más o menos ganas pero siempre con el equipo,todos sabemos q la gente d cubierta son “come pipas” estás críticas no ayudan a nadie